domingo, 9 de agosto de 2015

Doble.

Pequeña...

No vuelvas a caer.

No con la misma piedra, sin aprender.

No te rompas más, que así duele demasiado bien.


¿Sabes?

A veces, respiro.

Me tomo un café.

Salgo y me pongo a gritar.

Vivo.

Y de vez en cuando, sólo muy de vez en cuando, me permito ser feliz.


Aunque las tristes sonrisas son muy típicas en nosotras, a veces, te veo sonreír.

No tan triste como siempre.

Te miro, y... Joder...

¿Por qué eres tan yo?

¿Por qué soy tan tú?

¿Por qué nos empeñamos en la autodestrucción propia, si no sabemos vivir la una sin la otra?

Nos parecemos demasiado.


Cada vez que mis monstruos se  saltan las barreras.

Cada vez que me atacan.

Cada vez que duele.

Cada vez que me caigo.

Cada vez que...

Sigues ahí y me prometes que siempre será así.


¿Quieres saber algo?

De vez en cuando, tú también tienes permitido caerte.

Pero, pobre de ti como no te levantes.

Cuando esto ocurra...

No voy a tirar de ti.

No voy a levantarte.

Voy a tumbarme a tu derecha y voy a decirte:

"Duele. Lo sé. He estado muchas veces aquí mismo. Pero, ¿sabes qué he descubierto? Mira al cielo. Soleado, nublado o estrellado es igual de bonito. Es casi tan bonito como tú, cuándo tienes ese antojo de bailar"

Pequeña de la triste sonrisa.

De mirada ausente.

De lágrimas escondidas.

De los sueños grandes.

Del miedo escondido.

No me he ido.

Y no voy a hacerlo.


Han pasado aproximadamente unos... Treinta y un millones quinientos treinta y seis mil segundos desde que tuve la inmensa suerte de colarme en tu vida.

Sabes que no rompo las promesas.

Que no hablo por hablar.

Que cuando digo que te quiero es porque lo hago de verdad.

Sabes de sobra que no sé mentir.

Y si te digo que eres fuerte, es porque lo eres.


Quiero prometerte algo.

Prometo crear un mundo donde nosotras decidamos quien y qué está en él.

Un mundo, dónde las cosas no duelan.

Dónde no nos estemos desangrando por una estúpida herida de hace años que no cicatrizó bien.

Te prometo que no habrá tiburones ni arañas por ninguna parte.

Un mundo, dónde podamos olvidar.

No olvidarnos...


Ah, pequeña, una última cosa.

No olvides jamás quien eres.

Sueña, aunque duela.

Lucha, aunque creas que vas a desfallecer.

Yo, te prometo que nunca te voy a faltar. 

Y ya sabes que jamás rompo una promesa.