martes, 3 de noviembre de 2015

(Des)Orden.

Llueve,
Miedo,
Duele,
Tirito.



No sé qué hora es.
No sé por qué escribo. 
Nada tiene sentido.

La calle está encharcada.
La tormenta no cesa.
Los truenos aumentan.

No estoy. 
No sé dónde he ido.
Ya, no me dejo ser yo.

Heridas que no curan.
Sangre derramada que no seca.
Lágrimas desperdiciadas por nimiedades.

Insignificancia personalizada.

No. 
Soy. 
Nada.

Balas esquivadas, ahora en formación.
Están preparadas.
Me apuntan entre ceja y ceja. 
No fallan.

Vaivén de dolor.

Heridas in crescendo.

Batalla perdida.

Caí. 
Caigo. 
Caeré.

Siempre la misma maldita piedra.
Siempre es y será ella.
Y,
Nunca,
 Aprendo.

Ojalá (no) te vayas.
Ya no quiero quererte,
No quiero que me quieras.

No me abraces más.
No quiero que vuelvas.
Olvídate de mi como yo (no) te he olvidado.









lunes, 26 de octubre de 2015

Dosis de rabia 1.

Soy el ala rota de aquél pájaro que nunca aprendió a volar; la mirada perdida de esa niña palestina que contempló cómo sus padres recibían un tiro entre deja y ceja; el "no me pasa nada" del suicida que mantiene una cuchilla pegada al brazo esperando un motivo para no hacerlo (que nunca llega); el ojo amoratado del transexual que vive amedrantado por un neonazi; y el arrepentimiento de una bulímica tras un atracón.

Soy la canción que nunca llegó a ser banda sonora; los sueños rotos de miles de jóvenes; la princesa desahuciada de su castillo, sin reino corona o príncipe; y la tristeza sin lágrimas ni llanto.

Los disparos nos alcanzan.

Nos desangramos.

Y ya... No duele.

Los charcos de sangre derramada llenan la calle y los políticos, entre tanto, corren a buscar asiento. Se miran con complicidad y sonríen.

Jóvenes en la calle y no precisamente de fiesta.Tiranos gobernando la magnífica "democracia" española, y seguimos callados. 
Pan y Circo. "Sálvame"  y "Real Madrid - Barça" en la televisión mientras miles de sirios hacen cola en nuestras fronteras. 
Masa entretenida o enfrentada, mientras los perros continúan con la política del "y tú más"
O eres de "los españoles, muy españoles, y mucho españoles" o eres de "los ultra radicales independentistas catalanes".
En la España de "charanga y pandereta" parece ser que no existe el gris.

Poetas, acompañados de dulces y bellas "señoritas" que hablan de amor y de mala vida entre raya y raya.

¡Ay!, ignorantes sabelotodo. Si vosotros supierais... 

La revolución está en las calles y la dirigimos nosotros.

La revolución está en las fronteras y... Esta vez, no lleva bandera.

martes, 8 de septiembre de 2015

"Adorafle"

He muerto tres veces seguidas antes de conocerte.
Antes de volver...
De resurgir cual ave fénix.

He caído, he esperado y he desesperado, por verte sonreír.

Amor, he creado conceptos para definirte y ninguno te ha hecho justicia.

Me he desvelado buscando estrellas fugaces, por no encontrarte a ti.
Me he estampado cien veces contra la misma pared.

He saltado precipicios.
He jugado a escalar la montaña más fácil de la manera más complicada.
He sonreído... Dios... Cómo he sonreído de sólo imaginarte a mi lado.

Reté a Cupido a un duelo, y jamás me había ganado, hasta que tú...

Y entonces...

Tú...

Princesa, tú...

Eres diferente.

Ven. Dame la mano, que contigo ya no tengo miedo.

Mis tormentas se han disipado y mis monstruos huyeron con sólo mirarlos.

Cómete mis dudas.

Salta.

Salta a mi lado que el vacío nunca me pareció tan bonito hasta que me insinuaste que te importaba.

Abrázame y quédate a mi lado.

Esta noche.

Hoy.

Mañana.

Y el tiempo que te haga falta.



(Inciso: Es el primer audio que subo, iré mejorando la calidad, tanto del audio como del vídeo a medida de que vaya avanzando, os pido paciencia. Espero que os haya gustado y, si tenéis alguna sugerencia me la dejéis en los comentarios. Un abrazo)

domingo, 9 de agosto de 2015

Doble.

Pequeña...

No vuelvas a caer.

No con la misma piedra, sin aprender.

No te rompas más, que así duele demasiado bien.


¿Sabes?

A veces, respiro.

Me tomo un café.

Salgo y me pongo a gritar.

Vivo.

Y de vez en cuando, sólo muy de vez en cuando, me permito ser feliz.


Aunque las tristes sonrisas son muy típicas en nosotras, a veces, te veo sonreír.

No tan triste como siempre.

Te miro, y... Joder...

¿Por qué eres tan yo?

¿Por qué soy tan tú?

¿Por qué nos empeñamos en la autodestrucción propia, si no sabemos vivir la una sin la otra?

Nos parecemos demasiado.


Cada vez que mis monstruos se  saltan las barreras.

Cada vez que me atacan.

Cada vez que duele.

Cada vez que me caigo.

Cada vez que...

Sigues ahí y me prometes que siempre será así.


¿Quieres saber algo?

De vez en cuando, tú también tienes permitido caerte.

Pero, pobre de ti como no te levantes.

Cuando esto ocurra...

No voy a tirar de ti.

No voy a levantarte.

Voy a tumbarme a tu derecha y voy a decirte:

"Duele. Lo sé. He estado muchas veces aquí mismo. Pero, ¿sabes qué he descubierto? Mira al cielo. Soleado, nublado o estrellado es igual de bonito. Es casi tan bonito como tú, cuándo tienes ese antojo de bailar"

Pequeña de la triste sonrisa.

De mirada ausente.

De lágrimas escondidas.

De los sueños grandes.

Del miedo escondido.

No me he ido.

Y no voy a hacerlo.


Han pasado aproximadamente unos... Treinta y un millones quinientos treinta y seis mil segundos desde que tuve la inmensa suerte de colarme en tu vida.

Sabes que no rompo las promesas.

Que no hablo por hablar.

Que cuando digo que te quiero es porque lo hago de verdad.

Sabes de sobra que no sé mentir.

Y si te digo que eres fuerte, es porque lo eres.


Quiero prometerte algo.

Prometo crear un mundo donde nosotras decidamos quien y qué está en él.

Un mundo, dónde las cosas no duelan.

Dónde no nos estemos desangrando por una estúpida herida de hace años que no cicatrizó bien.

Te prometo que no habrá tiburones ni arañas por ninguna parte.

Un mundo, dónde podamos olvidar.

No olvidarnos...


Ah, pequeña, una última cosa.

No olvides jamás quien eres.

Sueña, aunque duela.

Lucha, aunque creas que vas a desfallecer.

Yo, te prometo que nunca te voy a faltar. 

Y ya sabes que jamás rompo una promesa.

jueves, 2 de julio de 2015

Amor en guerra.

Tengo un papel en blanco, que, junto con su respectiva pluma me mira, me insinúa, me invita a que vuelva a escribir.


A que vuelva a escribirte.


¿Sabes esa sensación que a veces se tiene cuando necesitas decir algo pero no sabes las palabras adecuadas?
Escribirte es algo así.
Es una declaración de guerra con fines pacíficos.
Papel en blanco contra inspiración.
Tú contra la soledad de mi cama vacía.
Una guerra ya comenzada...


¿Quién abrió fuego por primera vez?
Probablemente fuese yo.
Siempre soy yo.
Me gusta demasiado el fuego.
Ya me conoces.
No puedes culparme.
Mírate.
Eres tú...
Mis disparos nunca fueron tan certeros como los tuyos.
No sé si tienes mejor puntería o simplemente yo tengo demasiados puntos débiles.


Balas...
A dónde habrán ido a parar...
He hecho recuento de bajas.
Creo que has sido capaz de asaltar trincheras a distancia y apaciguar tumultos en las ciudades más cercanas.
Has matado a más de mil quinientas inseguridades con tu llegada.


¿Qué hago?
¿Por qué hablo de guerra cuando no sé oponer fuerza alguna hacia tus frentes?
¿Por qué no soy capaz de resistir las brutales acometidas de tus sonrisas?


¿Qué haces?
¿Provocas?
¿Juegas?
¿Sonríes?
¿Guerreas?
Dictadora de paz, no soy capaz de adivinar tus intenciones.
No imploro una explicación, pues quizá en ella pudiera perderte.
Perderme.


¿Qué me haces?
Sonrisas.
Cada vez que me hablas me deshago en sonrisas.
No sé si quieres saberlo.
No sé si quiero decirlo.
A veces, te pienso.
Te pienso y sonrío.
Sonrío...
Y me pierdo...


¿Hacia dónde vamos?
No sé a dónde llevará esta guerra.
No sé si llegaremos a un armisticio o continuaras amedrentando a mis propias tropas.
¿Seguirás colándote en mis ciudades?
¿Pondrás tu foto por bandera en cada ciudad conquistada?
¿Conquistarás lo poco que te queda por conquistar o te irás como los demás?
Dime, ¿aumentarás los daños provocados por las diversas guerras, o serás tú quien ayude a repararlos?


Estaré preparada...
O no...
Pero eso tú, no lo sabes.


De todas formas, lo mejor que puedo hacer, amor en guerra, es dejarme llevar y esperar(te).








lunes, 13 de abril de 2015

A la causante de mis sonrisas.

Eres la motivación de hacer lo de siempre como nunca.

Mi insomnio y mis ganas de levantarme temprano.

Mi particular excusa para huir y no volver.

La excepción de todas mis normas.

Las ganas de saltarme todas las reglas y desafiar a las leyes de la gravedad.

La creadora de un idioma escrito a base de sonrisas.



Eres esa porción de cielo azul que cayó a la tierra con la que tuve la suerte de toparme.

Esa incertidumbre certera.

El "no sé" que sólo un "quizás" puede describir.

La causa de que nunca lleve batería en el móvil.

La culpable de que en mi mp3 siempre suene la misma canción.

Esa que me recuerda, secretamente, tanto a ti.



Eres todas las palabras que no sé formular en el orden adecuado.

La inexplicable sonrisa que surge en mi cara cada vez que me escribes.

El poema que tantas veces he intentado recitar.

Las ganas de "versarte". 

El tiempo perdido en escribir una inútil y vaga sinopsis de qué eres.



Eres la causa de todos los tachones de mi cuaderno favorito.

martes, 10 de marzo de 2015

Hoy.

Hoy, déjame colarme en tu pecho.

Permíteme que me mude ahí dentro.

Quiero acampar al lado de tu corazón, y observar de primera mano esos defectos que dices que tienes. Sueño con escuchar tus sístoles y diástoles antes de dormir y usar ese mismo sonido como mi despertador.

Hoy, dame un beso para despertar. 

Despiértame si esto es un sueño.

Demuéstrame que esto no es cosa mía. Que existes. Que te he encontrado. Enséñame que no eres mi particular cenicienta, dejándo como zapato la estela de tu recuerdo. Por eso, despiértame con un beso.

Hoy bésame.

Bésame por cada respiro que nos debemos.

Besa cada parte de mi cuerpo, que te prometo que yo me dejo. Deja que mi cuello sirva como pista de baile para tus labios. Expláyate, enrédate, pero no te vayas.

Hoy no desaparezcas.

Déjame quedarme en tus lunares diez minutos más.


Cambia el billete de tren a uno con mi cama como destino. Te prometo que de alquiler no te cobraré más que un par de versos.

lunes, 2 de marzo de 2015

Hielo. Nieve.

Hielo.

Nieve.


Tú, escarpada montaña de blanca sonrisa.

Yo, triste alpinista soñando con las vistas desde tu cima.


Tú, retándome a dar un paso más.

Yo, empeñada en no rendirme.


Tú, que asumiste el papel de montaña. Más que por bella, por difícil y escarpada, pero sobre todo, por helada.

Yo, que asumí el papel de alpinista por mi amor a lo imposible, teniendo como aliciente tu sonrisa.


Helada mujer. Insensible y fría hasta que llega verano. Es entonces cuando te derrites, bajas la guardia, la niebla se disipa y deja visible, por fin, tu cima.

Pero siempre vuelve el infernal invierno. 

Hielo.

Nieve.

Mujer, montaña helada, a ti te advierto. Por mucha dificultad que guarden tus laderas, yo, alpinista, aquí aguardo que cese la ventisca para proseguir con mi camino hacia tu cima.





domingo, 22 de febrero de 2015

El tiempo era eterno.

El tiempo, con ella, era eterno.
 
Podía pasarme las siete vidas de un gato mirándola fijamente. Observar cómo miraba hasta el más mínimo detalle. Podía detenerme en cada vez que hacía un amago de sonrisa y apuntar las veces que de colocaba el pelo aunque estuviese perfecto.
  
No fui consciente de que estaba enamorada de ella hasta que rocé con las yemas de mis dedos su infinita espalda. Perdí nuestro inagotable tiempo acariciándola mientras dormía. Yo temía dormir por miedo a que sólo fuese un sueño y desapareciese, como siempre lo había hecho.

Bailamos con el tiempo. Le retamos a un duelo, pero no sabía que jugábamos con ventaja. No sabía que, como ella y yo, no hay mejor pareja de baile. No había oponente digno, ni tiempo, ni clima.

Aprendí que con ella el tiempo podía pasar demasiado rápido, o demasiado lento. Pero lo que más me gustaba de ella, era que, tanto rápido como lento, me hacía disfrutar hasta el último suspiro.
 
El tiempo, con ella, era eterno.
 
Cambiaba el compás de una canción de dubstep para convertirla en una balada  para poder acercarnos un poco más y bailar.
 
Convertía nuestros últimos segundos en horas cuando debíamos despedirnos.
 
El tiempo era eterno en su boca. En cada retazo de su sonrisa, en cada guiño de ojos, se encontraba la eternidad más plena que haya podido existir. Y juro que si alguien fuese capaz de abrazar su cintura, entendería que la solución a todas las guerras mundiales, la tiene ella entre sus sábanas.

Tan pacífica como problemática. Me he declarado eternamente en guerra con sus labios. Los mismos que sellan la paz al otro lado de a la cama la mañana siguiente y que más tarde inician otra contienda bélica a la luz de las velas.
 
Éramos capaces de enemistarnos con tal de vernos dos minutos, porque, ya os he contado, con ella el tiempo era eterno.
Y cómo hablar de sus besos...
 
Mejor no trato de hablar de ellos, porque todo mortal acabaría enamorado de su simple concepto.

Juramos hacer de nuestra vida un segundo eterno, indetenible e indestructible. 
 
El tiempo, con ella, era eterno.
 

domingo, 8 de febrero de 2015

El juego de jugar a ll(amárnos)

Ya intento Neruda describir nuestra efímera y estúpida historia de amor con sus versos tristes, y a diferencia de él, aunque me pese,  he de decir que yo ya soy reincidente en ésta historia.


"Puedo escribir los versos más tristes esta noche" pero no los entenderías. Nunca probaste la melancolía que derramaban tus besos. Esos que traté de describir con tanta exactitud en múltiples papeles en blanco, que no dejaron de ser eso.


Sé que no voy a ser capaz, jamás, de describir "el mar de tu mirada".


Porque ya no te quiero, pero te quise, o quizás te quiero aún.


Jugábamos a ll(amarnos) a escondidas en medio de la noche. En un bar perdido. Entre balada y balada en un concierto. Nos ll(amábamos) de noche y de día. Cuando creímos crecer y caer.


Pero, un día, el teléfono se descolgó y dejamos que el cable tirase de nosotras. Cada vez que una ll(amaba) a la otra, ésta estaba comunicando...


Yo jugué a olvidarte y tú a seguir ll(amándome).


Entonces, me dí cuenta de que el juego del olvido no es muy divertido, además de poco productivo.


Y ahora...



Yo te ll(amo), porque nunca quise dejar de hacerlo.



Pero ahora...



Eres tú quién decide cambiar de ser ll(amada) a ser olvidada...



Está bien, tú decides.



Continuemos con el juego.

Elixir de Diosas.

Entonces sus labios chocaron. Tuvieron un "accidente" de corazones.

Perdieron el control y se convirtieron en eso.

En un beso.

Nada ocurría a su al rededor. No se oía ni un mísero paso en aquél bar. Ninguna voz desubicada... Nada osaba perturbar aquél beso. Ellas sólo podían escuchar sus respiraciones entrecortadas y su, cada vez más acelerado, corazón.

Aquél, llamémoslo, "accidente", derivó en otro beso.

Después en otro

Y otro más...

Poco a poco se hicieron adictas.

Adictas a ese néctar divino que solo ellas sabían elaborar juntas. ¡Oh Diosas del Olimpo que no quieren compartir su receta!

Un beso.

Después otro.

Y otro más...

Alguna que otra sonrisa entre medias...

Un beso se tornó más profundo. Ese beso las provoca. Las hizo sentir cada vez más sedientas y menos tímidas en ese juego de titanes que tan sólo ellas conocían.

Cuánto más juntas estaban, mayor era la necesidad de acercarse.

Y así ocurrió.

Una mano tímida se escapó a la cintura contraria, miedosa aún de ser rechazada.

Cómo si eso fuese posible...

La cintura, hambrienta, ordenó a su respectiva mano acercarse al cuello contrario.

Una escapada magistral fue necesaria para continuar con su receta.

Continuaron con la elaboración de su pócima mágica en aquella guarida. Un beso aquí, una caricia allá... Y así fueron creando ese elixir solo apto para aquellas diosas. 

Siguieron "accidentandose" una y otra vez.

Y así comenzaron con un juego más abrasador que el mismo fuego.

Más cerca, pero no lo suficiente.

Besos, caricias, besos, besos, besos, una sonrisa con no muy buenas intenciones, un suspiro junto con un beso en el cuello, sangre hirviendo...

Más besos.

Millones de besos.

Cientos de caricias. 

Unos cuantos suspiros. 

Dos versos demasiado bien planeados...




Una mano que se escabulle debajo de una falda ajena...

sábado, 17 de enero de 2015

"Abrazarme fuerte, que empezamos"

Comencé a jugar a este sube y gana hace demasiado tiempo para acordarme del principio. No por placer, sino por obligación me monté al dichoso objeto. No voy a decir que me apuntaron con un cañón de pistola en la sien, pero, me vi en la tesitura de tener que hacer lo que se esperaba de mi. 

Siempre se espera demasiado de nosotros y debemos cumplir con la deferencia de, por lo menos, intentar satisfacer esas expectativas que se tiene por miedo a defraudar. 

Bien, pues, me esforcé, juro que me esforcé por mantener la situación en su punto álgido, pero no pude. Todo cayó en picado, y no tuve más remedio que seguir la trayectoria, ya que, una vez que entras en una senda es imposible pasarse a otra (por no decir los riesgos que entrañan), y yo, bastante aventura tengo ya por delante como para enfrentarme a imposibles. Porque, por mucho que me empeñe en que todos los imposibles tienen posibles, yo no me encuentro en la situación propicia para ponerme a desenfundar mi espada y buscar entre la selva amazónica posibles que tardan mucho en apareces. 

Decidí así continuar mi aventura río abajo con mis escasas provisiones y mi cansancio físico y mental. Pero aún así logré mantener todas mis barreras activadas en su plenitud. 

Pasaron meses, años, y las rocas iban rasgando el curioso chisme que llamaba barca... 

Logré pasar unas cuantas cataratas. Siempre creía que esa sería la última que bajaría, y que no quedaría mucho camino hasta la meta (que todavía no tengo muy claro cuál o qué es).

Los víveres cada vez disminuían más, y mis barreras comenzaron a flaquear.

Entonces, me vi obligada a frenar. Viré para acerqué a la orilla, y como pude amarré al cachivache que me servia de transporte a una gran piedra cercana a tierra firme.

Desenvainé mi espada tan alerta como pude y me adentré en la selva en búsqueda de un lugar donde reponerme, encontrar víveres, y si hubiese algo de suerte, dormir. 

Y... Juro que nunca tuve tanta suerte en mi vida. Encontré todo eso en un pequeño campamento que parecía abandonado. Me acerqué lo más silenciosa que pude. Si me hubieseis visto... Parecía un torpe detective de dibujos animados. Cuanto más despacito y menos ruido pretendía hacer, más hacía... Pero, en fin, ya me conocéis, soy así. 

Lo dicho, conseguí víveres, algunas herramientas para arreglar, o mejor dicho, mejorar mi "barca", hice una ridícula hoguera, y me acurruqué dispuesta a pasar la noche al lado del fuego.

En mitad de la noche oí algunos ruidos. Y, ahí estabais. Comenzasteis a hacer ruidos extraños y no lo puedo negar, ya entonces sabía lo que me esperaba a vuestro lado. 

No sé por qué, pero, os debí caer bien en un principió. No debí oler muy apetitosa, y no me comisteis. Yo diría que os encendí el instinto de protección. 

Me quedé unos días con vosotras, y fue lo suficiente para hacernos de entender mediante gestos, signos e incluso dibujos. Yo os empecé a enseñar un poco de mi idioma al que denominasteis "cursil", y vosotras me enseñasteis a espantar "beeeeeeeeeees" (que resultaban ser ovejas). 

Cuando me acerqué a mi barca, se me cruzó una idea terriblemente fantástica. Os elegí para cruzar este sinuoso río. Me elegisteis para que os acompañase en ciertos momentos tribales. Me convertí en alguien de vuestra tribu. Os convertisteis en parte de mi tripulación y en algo extremadamente importante en mi vida. 

Así que, antes de reanudar la hazaña, os conté el plan, y aquí nos encontramos. Aunque no os guste tanto mi idioma "cursil", callaos y abrazarme fuerte, que empezamos.