martes, 10 de marzo de 2015

Hoy.

Hoy, déjame colarme en tu pecho.

Permíteme que me mude ahí dentro.

Quiero acampar al lado de tu corazón, y observar de primera mano esos defectos que dices que tienes. Sueño con escuchar tus sístoles y diástoles antes de dormir y usar ese mismo sonido como mi despertador.

Hoy, dame un beso para despertar. 

Despiértame si esto es un sueño.

Demuéstrame que esto no es cosa mía. Que existes. Que te he encontrado. Enséñame que no eres mi particular cenicienta, dejándo como zapato la estela de tu recuerdo. Por eso, despiértame con un beso.

Hoy bésame.

Bésame por cada respiro que nos debemos.

Besa cada parte de mi cuerpo, que te prometo que yo me dejo. Deja que mi cuello sirva como pista de baile para tus labios. Expláyate, enrédate, pero no te vayas.

Hoy no desaparezcas.

Déjame quedarme en tus lunares diez minutos más.


Cambia el billete de tren a uno con mi cama como destino. Te prometo que de alquiler no te cobraré más que un par de versos.

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