Sigo bañándome en agua hirviendo.
Quizás así, como un germen, se marcha tu recuerdo.
¡Qué fácil era todo antes!
De mis diecisiéte navidades, dieciéis las pasé sin ti, y una contigo pero sin mi.
He vuelto a bañarme en agua hirviendo, pero parece que no me quemo. Parece que ya no siento...
Quizás en la piel humeante y rojiza hallo consuelo de haberte encontrado pero no a mi lado.
Ya ningún abrazo me da calor. Y es por eso por lo que me baño en agua hirviendo.
Comenzó como un síndrome contra la suciedad. Sentía que algo fallaba en mí.
Continuó como rutina y se convirtió en nuestro baño de volcanes.
Y fue entonces cuando desapareciste.
Me quedé sola, intentando olvidar tu recuerdo, o más bien, revivirlo.
Y vuelves a aparecer.
Y te vas.
Como si de un juego con un niño se tratase.
Cucú, apareces.
Tras, te vas.
Y tras de ti me dejas como siempre, a la espera de un cucú cada vez más alejado.
Y sigo bañándome en agua hirviendo.
Ya no sé si por costumbre, o por recuerdo.
O más bien para que las arrugas se noten menos
No hay comentarios:
Publicar un comentario