jueves, 28 de agosto de 2014

Un agujero negro precioso.

Pestañeó varias veces. No se podía creer que estuviese en esta situación. Era totalmente imposible que algo así estuviese pasando. Sin embargo, allí estaba ella. Mirándola. Intercambiando miradas. Hace unos meses si la hubiesen dicho lo que estaba aconteciendo hoy, no se lo habría creído.

Se acercó a ella, su cuerpo, simplemente se lo pidió. Y la poca distancia restante, simplemente, la gritaba, deseosa por desaparecer. Ya se habían interpuesto demasiados factores entre ellas y que poco a poco habían saltado para que unos metros las separasen. La agarró de la cintura y se fundieron en un profundo abrazo. Probablemente era algo que ambas llevaban deseando demasiado tiempo, y por eso mismo, y por extraño que parezca, todo se sentía demasiado natural. Quizás ese fue el motivo por el que cuando se quisieron dar cuenta, ya no era un simple abrazo lo que las unía.

Se extrañó.

Todo había surgido demasiado de repente.

Sin mediar palabras.

Cuando por fin se separaron, parecía que habían pasado siglos, y que todo se había destruido a su alrededor. Lo que para ellas había sido un instante, se cobró con las vidas de toda la humanidad.

Nunca lo llegaron a comprender. ¿Cómo algo tan fuerte como el amor se había cobrado tantas vidas? ¿Debían sentirse culpables?

No sería la primera vez que surgieron estas dudas. Tampoco será la última. Ambas acallaban las dudas prometiéndose, como si de ellas dependiese, que no habían hecho nada malo. Que nunca hicieron nada malo.

Ese instante tan poderoso se apodero con la definición del transcurso del tiempo y la rompió. Ese instante quizá pase a la historia como el ultimo instante. Eso si siguiese existiendo la historia y alguien a quien contarla.

Pero por fin, tenían lo que querían. Podían pasear por las calles desiertas de Madrid agarradas de la mano. Convencidas de que nada malo las pasaría, porque, por una vez en sus vidas, nada podía hundirlas. Y lo único que las podía dañar eran ellas mismas, y se querían demasiado para que eso ocurriese.

Y por fin, cuando lo comprendieron, había pasado demasiado tiempo. Ya no quedaba otra opción que seguir unidas con la muerte acechándolas con su guadaña en cada esquina. Durante unos años (y quién dice años quiere decir milenios aunque ellas solo tuvieron noción de unos cuantos días), esta, había estado saciada con el atracón de vidas que se dio. Ya no había vuelta atrás.

Los opuestos se atraen demasiado...

Se dieron cuenta de qué es lo que ocurre cuando juntas un imposible con un posible...

Hielo y fuego...

Materia y anti-materia...


No hay comentarios:

Publicar un comentario